Ensayo “El Misterio del Gallo Rojo” como Metáfora de la Izquierda Hispanoamericana del Siglo XX

El pasado siglo de la izquierda hispanoamericana es la crónica de un canto glorioso que acabó en un grito ahogado. Es la historia de una promesa de un nuevo amanecer que fue brutalmente sofocada por la oscura noche de la historia humana.: ¿Fracasó la idea de un hombre libre, de un mundo humanitario? “El Misterio del Gallo Rojo”, de Jorge Pridal, es su metáfora precisa: La novela trasciende su trama para convertirse en un ejercicio de arqueología política, utilizando sus elementos narrativos como metáforas para cartografiar el auge, la caída y el fantasmagórico legado del gran proyecto utópico de nuestra región hispano hablante…

El símbolo central, el “gallo rojo”, es una metonimia de una brillantez y concisión extraordinarias. El rojo es el color inequívoco de la revolución, de la lucha obrera y de la bandera de la utopía socialista. El gallo, por su parte, es el anunciador del alba, el canto que rompe la noche, la promesa de un nuevo amanecer. Es un animal de orgullo, combativo y territorial. Así, el “gallo rojo” no es un simple objeto, sino la encarnación de la esperanza incrustada en la izquierda del siglo XX: desde la Revolución española y la cubana hasta la Unidad Popular de Salvador Allende, fue el símbolo orgulloso que anunciaba el fin de la larga noche de la opresión y el nacimiento del “Hombre Nuevo”…

Sobre este símbolo de promesa se construye el “Misterio del Gallo Rojo“, el crimen que es la metáfora del trauma central que persigue a la izquierda: la búsqueda de sus propios cadáveres. En un nivel literal, es la búsqueda de los miles de desaparecidos bajo las dictaduras que ahogaron en sangre los gestos humanitarios. Las preguntas que guían la trama —¿quién es el culpable?, ¿cuál fue el móvil? — se transforman en las preguntas que obsesionan a la memoria histórica de la izquierda hispanohablante: ¿Fue solo el enemigo exterior, el imperialismo y la reacción local? ¿O hubo también un crimen interno, una traición, una purga, una fractura fratricida?

La novela, en su aparente complejidad, explora el silencio que rodea a esta derrota, y lo presenta en su doble dimensión. Primero, el silencio impuesto desde el exterior: la mordaza de la dictadura, la censura, la quema de libros. Los personajes hoscos y desconfiados del pueblo son el vivo retrato de una comunidad traumatizada por el terror. Pero Pridal, con agudeza, también explora el silencio interior de la propia izquierda: el silencio que no admitía críticas, sobre los errores estratégicos y las luchas de poder que debilitaron el proyecto desde dentro. El misterio, por tanto, solo puede resolverse rompiendo una conspiración de amnesia e historia popular que es tanto impuesta como auto-infligida.

En el centro de esta arqueología se encuentra la figura del protagonista. No es un detective tradicional, sino la encarnación del justiciero desilusionado que solo quiere ser feliz. Su tormento personal, su propia herida, funciona como un eco del trauma colectivo. El protagonista, al habitar el presente, no busca venganza, sino paz, y en ese proceso representa la dolorosa transición que la propia izquierda debe realizar: pasar del duelo paralizante a la acción del recuerdo crítico.

Finalmente, la novela se erige como un tratado sobre el legado de esta herida. El crimen del pasado no es un hecho aislado; es una presencia activa que socava al presente, que define las relaciones sociales, y que explica la profunda desconfianza y la extrema parálisis de la comunidad sobreviviente. Así, “El Misterio del Gallo Rojo” es mucho más que una novela negra. Es un réquiem y un diagnóstico. Es la crónica de un amanecer que fue ahogado en sangre y la evidencia de sus causas, tanto externas como internas. Es la constatación de que, para que la izquierda hispanoamericana pueda volver a articular un canto con sentido para el futuro, primero debe tener el coraje de resolver el misterioso crimen de su propio y glorioso gallo rojo, para así descubrir si su destino es cantar en un nuevo amanecer o permanecer, para siempre, como el elocuente guardián de una tumba.

Jorge Pridal, Puerto Montt, Chile, 25 de junio de 2025.